miércoles, 27 de agosto de 2008

JG Ballard. Arte enfermizo

"Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para liberar la verdad que llevamos dentro, para frenar la noche, para trascender la muerte"...

Ballard es uno de esos poco artistas capaces de inspirar un adjetivo, el Collins English Dictionary define el adjetivo ballardiano como: “Referente a James Graham Ballard (J. G. Ballard; nacido en 1930), novelista británico, o a su obra. (2) Que se parece o sugiere las condiciones descritas en los relatos o novelas de Ballard, esp. la modernidad distópica, los desoladores paisajes creados por el hombre y los efectos psicológicos del desarrollo tecnológico, social o ambiental”



Tenía ganas de escribir sobre la exposición que todavía puede visitarse en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona sobre Ballard. Escritor de ciencia-ficción, artista del surrealismo y del pop-art, Ballard es un artista de culto por sus visiones extrañas y perturbadoras y los relatos y novelas escritos durante una prolífica carrera de 50 años.

El autor de El mundo sumergido o la novela autobiográfica El imperio del sol, que fue llevada al cine por Spielberg con ciertas licencias narrativas, es un irritante explorador del alma humana y de nuestras oscuras pulsiones que plasmó en estremecedoras metáforas constantes en su imaginario: píscinas vacías, accidentes de coche... Realmente el mundo de Ballard es bastante perturbador, como lo es la película basada en el relato Crash que después se hizo novela (recuerdo que fuí a verla con mi amigo Daniel y que prácticamente nos quedamos solos en el cine)

Es difícil discernir el hilo conductor de la exposición, que trata de sumergirte en la mente del artista enfermizo que fue, pero se la recomiendo a sus seguidores, tanto a los de su etápa de escritor de ciencia-ficción como para los de la etapa que siguió a la traumática muerte de su esposa.

"Creo en la belleza de los accidentes de coche, en la paz del bosque sumergido, en las excitaciones de la playa de vacaciones desierta, en la poesía de los hoteles abandonados"...

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